…que cambió la bata por la corbata.

Aquí es donde la gente suele poner lo larga que la tiene.
Yo te diré…
Que tengo una banda (de rock, no de ladrones).
Que mi primer trabajo fue limpiando mierda (todavía recuerdo el olor).
Que he trabajado (gratis) en un laboratorio (¿hay quien no?).
Que en el colegio sufría acoso por mi apellido y ahora estoy enamorado de él (HUESO, HUESO, HUESO, HUESO).
Que he salido en la tele y me he llevado 5.000€ pa’ la buchaca (en un concurso).
Que me han entrevistado en varios podcast (y los que quedan).
Que no tengo un pelo de tondo (eso es evidente).
Bueno, ¡ya basta!
Es importante que sepas que estudié química, pero que me considero un químico “de palo”.
¿Por qué?
Pues porque creo que no tengo ni idea de química.
Mi pareja es química (investigadora y profesora titular de universidad), muy buena por cierto, y cada vez que le pregunto alguna duda me dice: “¡pero cómo no puedes saber esto, si eres químico!”.
Al principio me daba vergüenza, pero ya no.
He aprendido muchas cosas trabajando de vendedor, hablando con contigo. Es una pasada. Aprendo en cada conversación, en cada email, en cada llamada…
Aprendo contigo.
La parte de venta, también la he ido aprendiendo con los años. Llevo desde 2006 dedicándome a esto (joder… ¡17 años ya!). Desde que dejé la bata y me puse la corbata (bueno, ya no la uso y no sé cómo la podía usar).
He tenido mentores magníficos, otros no tanto, pero he cogido lo mejor de cada uno y he generado mi propio estilo, con mi personalidad.
Comencé mi andadura en ventas vendiendo productos relacionados con la cromatografía.
Al mismo tiempo vendía equipos, esa fue mi primera toma de contacto.
Aprendí mucho.
Luego, me dediqué a la venta más generalista, con algo de equipamiento, pero principalmente fungible de laboratorio.
Después me pasé a la venta de equipos. No lo veía claro, me faltaba algo… y ese algo me hizo volver a mis inicios… así que volví al equipamiento y al fungible general.
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